CHAPTER TWENTY-THREE:
back to the beginning

Ahora los senadores, los de buen corazón, se reunían en un cuarto secreto en el palacio. Tras lo ocurrido en los juegos de esa tarde y el altercado con la ballesta, habían citado a Gaia allí. Ella recorrió los pasillos, pasando por delante de una escultura de su abuelo y le dirigió una mirada fugaz antes de entrar a la sala.

ᅳSenadora ᅳGracus fue directamente hacia ella, extendiendo sus manosᅳ, ojalá reunirnos en momentos mejores.

ᅳLlegaran momentos mejores ᅳmurmuró con una sonrisa afableᅳ. ¿Para qué me han citado, senadores?

ᅳPara recuperar la ciudad.

Ella se giró al momento, reconociendo la voz solo con las primera sílabas. Ni siquiera se había dado cuenta de que Acacio estaba sentado junto a los senadores hasta que se puso en pie.

ᅳY devolver a Roma donde debería estar ᅳterminó él.

Gaia se soltó de Gracus y dio unos pasos hacia Acacio con cautela. Nadie del Senado sabía lo que se llevaban entre ellos, pero todos lo sospechaban.

ᅳ¿Y cuándo pretendes hacer eso? ᅳcuestionó Gaia, retándolo un poco. Pasó una mano por la mesa, con la barbilla alta.

ᅳEl último día de los juegos. Tengo a todo mi ejército en Ostia de mi parte, preparado para atacar.

ᅳNo sirve solo el ejército, General ᅳdijo Gaia. A Acacio le dolió que no utilizara su nombre de pilaᅳ. Necesitamos movilizar al pueblo, algún tipo de rebelión. Alguien.

Gaia arqueó las cejas y Acacio suspiró. Sabía que hablaba de su hermano, de Lucio Vero, alguien que probablemente no existiera.

ᅳNo ᅳnegó con resiliencia y Gaia rodó los ojos.

ᅳ¿No creen, senadora, general, que es una idea bastante... ambiciosa? ᅳdijo uno de los senadores.

Ella bajó un poco la miradaᅳ Roma sería vuestra de nuevo. Mi abuelo, hace muchos años habló de devolverle al Senado el poder. Es el momento perfecto para intentarlo.

ᅳMucho ha cambiado desde que Marco Aurelio estuvo al mando ᅳhabló Gracus. Gaia se giró hacia él al momento, sorprendida de que estuviese en contra de su idea. De repente todo aquello parecía una mala ideaᅳ. La gente ya no tiene esperanza.

ᅳPero con tiempo... ᅳinsistió Acacio, inclinándose sobre la mesa.

ᅳNo tenemos tiempo, Acacio ᅳdijo Gaia, frustrada. Se dio la vuelta, chasqueando un poco la lengua y se sentó en una de las sillas del círculo del Senado.

Acacio la miró extrañado y sorprendido de lo rápido que se había dado por vencida, después de que ella misma insistiese en que su hermano estaba allí.

ᅳPodemos hacerlo ᅳaseguró Acacio, girándose hacia ellaᅳ. Tenemos a toda Roma de nuestra parte, solo hay que hacer que lo demuestren.

Gaia no dijo ni hizo nada. Gracus notó su decadez y se acercó un poco a ella.

ᅳSenadora, eres hija de Lucilla, nieta de Marco Aurelio. Mi lealtad estuvo con ellos y estará con vos siempre. Si quiere recuperar Roma, recuperemos Roma.

Suspiró levemente, con la mirada escondida. Aquello la estaba matando de todas las formas y maneras, y con Acacio allí, esperando algún tipo de respuesta.

ᅳNecesito algo de aire ᅳdijo, antes de salir de la sala rapidísimo.

Acacio no dudó en seguirla hasta el balcón, el mismo balcón donde habían hablado hace no demasiado. Solo que esta vez están cara a cara, y no uno en el césped de debajo.

ᅳ¿Qué te ocurre, Gaia?

Ella se mordió la uña sin mirarloᅳ Me ha hecho dudar de todo esto, Acacio. ¿Merece la pena? Si incluso nosotros nos hemos peleado...

ᅳGaia, Gaia ᅳÉl la cogió de las manos y las besóᅳ. No tienes que dudar en absoluto de tus ideales, nunca. Pues claro que merece la pena, al menos intentarlo. Y no nos peleamos, fui un auténtico idiota que es distinto.

Gaia sonrió con amargura.

ᅳEstá bien. Hagámoslo ᅳasintió ella.

🪲🪲🪲

Nada más volver a su villa, vio que alguien había entrado. Aterrada, se hizo paso en su entrada y cogió una vasija para poder defenderse. Sabía que Acacio no podía ser, se había ido a Ostia a organizar a su ejército y nadie más tenía entrada fácil a su casa.

ᅳ¿Cómo le trata el Senado, querida?

Gaia dejó salir el aire de sus pulmones al escuchar que era Macrinus.

ᅳPuede bajar la vasija, no voy a asaltarla.

ᅳ¿Cómo ha entrado en mi casa?

ᅳNo tiene una cerradura muy segura para ser senadora y futura emperatriz.

Gaia dejó la vasija en su sitio y fue hasta él, encendiendo un par de velas para luego sacar una jarra de vino y dos vasos.

ᅳ¿Entonces? ¿Cómo le va?

ᅳBien ᅳse limitó a responder y le ofreció la copaᅳ. Después de los juegos será la boda y allí le diré a Geta que tú seas mi relevo.

ᅳ¿Cuánto tiempo llevamos con este tira y afloja, querida?

ᅳDemasiado ᅳsuspiró y bebió de su copa.

ᅳPues a ver si lo acabas porque yo también me estoy empezando a hartar.

Todas sus defensas saltaron en aquel momento, dándose cuenta de que Macrinus la estaba amenazando y no solo era una conversación trivial.

ᅳHago lo que puedo, Macrinus. Estoy comprometida, soy senadora, tengo a Acacio y luego está lo de... ᅳSe quedó callada, uniéndo pensamientos. Levantó la mirada hacia élᅳ. ¿Tú compraste al gladiador que venció hoy al rinoceronte, verdad?

Macrinus frunció un poco el ceñoᅳ Sí, ¿a qué se debe?

ᅳ¿Sabes su nombre?

ᅳ¿Por qué te importa el nombre...?

ᅳ¿Lo sabes o no lo sabes?

ᅳHanno. No me dijo su apellido.

Gaia asintió y se volteó. No tenía sentido, su hermano era Lucio. Lucio Vero. De todas formas se podía haber cambiado el nombre tras dejar Roma.

ᅳ¿Me dirás por qué te interesa? ¿Acacio ya no te sigue el ritmo?

ᅳLárgate de mi casa ᅳdijo al momentoᅳ. Espero no verte en mucho tiempo cuando acabemos nuestro asuntos, Macrinus.

ᅳTe digo lo mismo, querida.

Chocaron sus copas en un brindis y Macrinus la dejó sobre la mesa sin beber y se marchó con un pequeño gesto con la mano y una risilla.

Gaia rodó los ojos y se dejó caer sobre el sofá, abatida, solo para que momentos después llegasen unos soldados de palacio con un paquete de Geta para ella con un vestido que debía ponerse mañana en los juegos.

NORA IS (S)TALKING . . .

volvimos al timing original, al de la peli and im so excited for this partttt

la tensión va a ser muy muy fuerte entre literalmente todo el mundo.